Publicado en:PUNTAL 12-07-08 “Mujeres Reveladas” es uno de los libros que escribió Susana Dillon como resultado de numerosos viajes e investigaciones hechas por toda América Latina. Con la mirada de género, la reconocida escritora local cuenta cómo vivían las indígenas y las aguerridas mujeres que fueron “hilvanando” la historia de nuestro continente. PUNTAL comenzará a publicar todos los domingos -a partir del 20 de julio- una serie de estas biografías femeninas que son imperdibles. Contadas con humor, con las curiosidades y anécdotas a las que nos tiene acostumbrados la autora y sin tapujos, por supuesto, “Por los Pasillos de la Historia” va a dar qué hablar. -¿Cuántas biografías contiene Mujeres Reveladas?- Son 65 biografías, pero seguramente sólo se publicará una parte del libro, sino se extendería por mucho tiempo. Pero va a salir, por lo menos, una buena parte que contiene las biografías de las mujeres que tuvieron mucho qué ver en la conquista y la colonización no sólo de nuestro país, también de toda América Latina.¿Cuánto tiempo te llevó recolectar todo esto? - Esto viene de lejos, porque yo siempre viajé no por vacacionar sino para ir buscando. Y eso fue desde el año ‘70 hasta que apareció mi nieta con todo el drama que significó la pérdida de sus padres. Yo salía periódicamente todos los años en busca de noticias arqueológicas, porque me interesaban mucho los pueblos primitivos, y ahí me encontré con que la presencia de la mujer era muy importante. Las culturas primitivas tenían dioses que no eran solteros como los nuestros, sus dioses estaban en pareja. Y eso me picó mucho la curiosidad, el por qué los dioses ancestrales han sido tan sensatos que han tenido sus mujeres y esas diosas qué significaban. -¿Qué significaban?- Fue hermoso, por ejemplo, encontrarme con la Diosa de la Fecundidad, con la diosa de las Flores, con la de la Agricultura, la de las Curaciones, la de las Enfermedades, porque cada actividad humana tenía su deidad, entonces supe de lo importante de la mujer en la vida primitiva. Y no sólo eran diosas, también podían ser cacicas, ser jefas, ¡y esto no se daba en las civilizadas! Salvo que fuera una reina, como Isabel la Católica, pero estas eran marimachos, habían abosrbido el poder del hombre, pero imitándolo. En cambio, las mujeres que tenían que ser guerreras eran, por sobre todo, las protectoras: de la familia, había otra connotación que me resultaba súmamente interesante. Y cuando en Europa la Ginecología ni se conocería en centurias, en estas culturas estaba instalada la mujer que procreaba, la que ayudaba a parir, y en los rituales de la parturienta. Y me propuse estudiar esto y, todos los años, me iba estando sola, todo el verano a recorrer de Méjico para abajo, eso sólo se interrumpió cuando tuve el gran drama de la desaparición de mis hijos y, luego, cuando vino María Victoria me tuve que quedar a cuidar a mi nieta, pero a los cuatro años y medio la puse en camino y seguí con ella. Fue una práctica interesante porque residía en las reducciones de indios, estuve mucho con los arhuacos de Colombia, que eran los antiguos labradores del oro y por eso eran perseguidos por los españoles, porque los arhuacos se ponían oro de la cabeza a los pies, eran súmamente ricos. Pero no era por ostentación, el oro era ceremonial y era para los dioses, los arhuacos fueron los indios con los que se trabajó cuando se hizo La Misión, aquella película tan nombrada. En Colombia había y todavía hay más oro que en Méjico y que en el Perú.-¿Vas a publicar una biografía completa en cada entrega?- Sí, es una biografía por semana.-¿Cuál fue la que te llamó más la atención?- ¡Hay cosas que son fantásticas! El estudio de las mujeres de toda Latinoamérica o de Indoamérica tiene personajes magníficos y hay países en que las exhiben con orgullo, como el caso de Méjico, como en Colombia o Venezuela, la gente del Caribe ha tenido mujeres muy importantes, eran cacicas. Por ejemplo, Colón cuando llega al Caribe, en la isla que ahora es Haití, se encuentra con Anacahona, que era la reina, Ahí andaban desnudas cubriéndose nomás con un pequeño taparrabos, pero eran mujeres de una libertad increíble, ellas elegían el compañero para cuidar y hacer prosperar esas islas, eran emprendedoras, no como nosotras que teníamos que esperar a que nos dieran la orden o te casaban con el que convenía. El caso es que es muy interesante la vida de estas mujeres en cuanto a conductoras y, cuando llega Colón, le hacen una fiesta y al principio todo era fiesta mientras pudieron hacer lo que quisieron y mientras los indios creyeron que eran dioses. -¿Los españoles dioses?- Sí, y los caciques les dieron sus hijas y hermanas para solaz del guerrero que venía y para “emparentar” con los dioses. Pero, al poco tiempo ,se dieron cuenta de que no eran dioses, y esto lo resuelven las mujeres, como siempre, porque somos tan curiosas que veían a esos hombres que habían bajado de los barcos con tremendos caballos y que primero creyeron que eran un solo animal, pero luego se dieron cuenta de que el hombre se bajaba de ese animal que “es como un guanaco, pero más grande y poderoso” y qué pasará, cómo serán. Por supuesto que los conocían practicando sexo con ellas, pero veían que eran distintos y también dijeron:“comen otras cosas”, Hasta que las mujeres los fueron a espiar detrás de los árboles cuando se agachaban a hacer sus necesidades, entonces, las mujeres dijeron:”¡Cagan!, luego no son dioses...”. (Risas) -¿Cómo era la pareja indígena?- Cada cultura tenía su manera de buscar la pareja. Y, si bien había homosexuales, casi todos eran sacerdotes. Eso ocurre en todo, desde Alaska para acá, todos tenían esa inclinación. El tema del amor y la pareja era considerado esencialmente. Si uno quedaba viudo, enseguida le buscaban otra, porque el hombre debía vivir en pareja, según su criterio. Y en eso, más cerca y más sencillo, los cholos nuestros de Jujuy para arriba, que tienen toda la asimilación de la cultura incaica, como para ellos los dioses vivían en pareja, como el Sol y la Luna, todo tenía que ser así. Y, desde niñas, cuando ya tenían su primer período, se las adiestraba para ser madres y lo más importante es que la virginidad no tenía nada qué ver en la virtud de la mujer, lo importante estaba en su útero, si se reproducía. Hacían el matrimonio de prueba, y si de la unión esa, que a veces podía ser efímera o para siempre, quedaba algún niño, esa mujer era más valiosa que ninguna otra, más hijos tenía, más valiosa era. Entonces, el tema de la virginidad, cuando lo traen los españoles, para ellos era un disparate mayúsculo que fuera tan importante.-¿Y cómo hacían el amor? - En el libro cuento lo de las mochicas, que fueron las primeras que escribieron su historia, uno de los reinos más antiguos del Perú. Las mochicas eran chiquitas, no pasaban de metro y medio, súmamente libidinosas, ellas dibujaron e hicieron las esculturas de todos los instantes de la procreación, hicieron el Kamasutra americano. En Lima, en un barrio llamado Pueblos Libres, está el museo erótico, y ahí van multitudes porque es maravilloso ver esas chocitas de cerámica y, dentro de estas, la figura humana al detalle haciendo el amor en las distintas poses. Y luego tenían el sexo como tema para hacer las vasijas ceremoniales que eran un tremendo falo con el agujerito y el lugar para cargarlo, ahí se ponían la chicha que se ofrecía a los dioses. Y también había la referida a la mujer con las piernas abiertas, con la actitud ginecológica, y en el agujerito ponían la chicha y se la ofrecían a los dioses, porque para ellos la cosa principal de la vida eran los sexos. Y también practicaban la sodomía, que era el sexo por atrás, pero cuando llegaron los incas se opusieron a eso porque consideraban que era un pérdida de semilla y, como valoraban tanto la fecundidad y la procreación, porque los incas eran un imperio y necesitaban soldados, agricultores, gente que construyera lo magnífico que habían hecho dentro de la ingeniería, no podían perder gente con la sodomía y los mandaron a morir porque no lograron sacarle la maña. Las mujeres fueron las que aportaron la cerámica mochica que es fascinante. -¿Y tenían métodos de anticoncepción?- Sí, y más seguros que los nuestros. La anticoncepción se hacía sólo en épocas de carestía, de sequía, de grandes cataclismos, o de catástrofes, cuando se producían unas mortandades espantosas. Entonces el inca decretaba ese año no procrear. Y a la mujer, con todos los aparatos de ginecología que asombran, le ponían en el cuello del útero algo así como un dedalito, eso se llamaba huaco, que tenía forma de vaso y estaba grabado con signos en guardas con inscripciones que dicen cosas, cada greca quiere decir algo, y eso tenía una oración...- Y eso actuaba como un diú...- Claro, y eso lo tenían perfectamente organizado y cuando había enfermedades, pestes, etc. “¡Paren de tener chicos!”, porque temían por la comida, como ellos tenían grandes almacenes o tampus para los malos tiempos, ahí ponían sus cosechas y sus armas,por lo que pudiera pasar...-¿De dónde sacaste todos esos datos?- Andando y andando por todos esos países. Me metía en los archivos de casi todos los conventos y, cuando no tenía plata, me iba a dormir al convento y los curas y las monjas ya sabían a lo que iba. Eso es lo que me ha llevado tantos años de viaje, fueron décadas de viajes y de juntar. -¿Cuándo sale y cuál será la primera biografía?- El domingo 20 de julio, “Por los Pasillos de la Historia” será ilustrada con dibujos del artista plástico Paco Ortega. Y hay muchísimo material, porque son libros de doscientas y pico de páginas, pero las vamos a ir eligiendo de acuerdo al interés que despiertan. Vamos a arrancar con las que escribieron la historia, que son las mochicas, las que dibujaron e hicieron cerámica con la vida de la mujer, sus enfermedades y amores, porque es la primera cerámica erótica. Y si vos tenés la boca abierta por lo que te cuento que hacían las indias, ¡lo que viene no tiene desperdicio..!